El juicio a menores grafiteros, pendiente de un estudio caligráfico de pintadas en parques y columpios.

miércoles 9 de mayo, 2012

Los tres adolescentes identificados por la Policía Nacional se enfrentan a la acusación de haber provocado daños por más de 5.000 euros


El Juzgado de Menores está a la espera de que concluya el estudio caligráfico de pintadas de uno de los tres adolescentes a los que se atribuyeron una treintena de grafitis, quienes fueron identificados por la Policía Nacional hace un año como autores de inscripciones y leyendas en fachadas y propiedades públicas del centro y el ensanche de la capital, incluido el miliar de la plaza de La Marina.


La prueba pericial, propuesta por el abogado de uno de los acusados, se centrará en la firma que se multiplicó por paredes de la ciudad durante una larga temporada como «Km 18», al objeto de demostrar que el menor al que se le asigna no es el autor de semejante rúbrica. El análisis de la grafía de tal pintada será determinante para confirmar si la imputación del adolescente tiene una base sólida.


El juez de Menores ha pospuesto la celebración de la vista oral, si bien la Fiscalía ya ha presentado sus conclusiones provisionales y expuesto las medidas que, tras valorar los perjuicios causados, deben recaer sobre los tres implicados. Este tipo de infracciones conllevan, por lo general, la pena de trabajos en beneficio de la comunidad, una multa y la obligación de costear los trabajos de limpieza de las paredes, mobiliario urbano o monumentos utilizados como soporte para rúbricas y pinturas, en este caso más de 5.000 euros. Cuando se trata de menores de edad, insolventes, sus progenitores deben asumir el pago de la reposición de los bienes afectados, como responsables y tutores de quienes resultan sancionados. Las cuantías son considerables, puesto que la técnica para eliminar la pintura es cara, según la experiencia de quienes han tenido que contratar a empresas especializadas.


La investigación policial que terminó en la identificación de estos tres menores, a los que se adjudicó las inscripciones «Km 18», «Wek», «Smoke» o «Xauni», tuvo su origen en la denuncia de siete particulares, cansados de que sus propiedades fueran objeto de los «sprays» de los grafiteros. Y hastiados de invertir dinero en rehabilitar las fachadas de sus inmuebles, trabajo que puede llegar a costar hasta 1.000 euros según el tipo de «spray» empleado por quienes gustan de usar el «lienzo urbano».


El Ayuntamiento de la capital también formuló su denuncia, tras tener que consignar 4.293 euros en dejar como la patena el mobiliario público afectado por la práctica de los grafiteros, que entre las leyendas dejaron algunas como «me meo en la policía» o «fuck police» (expresión inglesa que significa «joder a la policía»).


Junto a los tres adolescentes fueron detenidos dos jóvenes, que serán juzgados de acuerdo al Código Penal, más duro que la Ley del Menor por tratarse de infracciones cometidas por adultos. Cuando fueron identificados por la Policía Nacional, algunos de los procesados tenían en su poder botes de pintura utilizados para realizar esta clase de actividades que causan daños en edificios, monumentos y mobiliario urbano.


Cada una de las inscripciones que dejan los grafiteros tiene su significado, aunque por lo general sólo lo conocen quienes se mueven en este círculo. Normalmente, se trata de la firma que eligen para identificarse en su entorno, vinculada a su nombre real, como en uno de los casos denunciados (que generó la protesta de los padres del menor por considerar que se difundía su identidad, cuando el nombre apareció durante meses en muchas fachadas céntricas de la ciudad), o algún acontecimiento o anécdota de su vida, como ocurre con la leyenda «Km 18». Esta se remite a una trastada de varios amigos del autor, que abandonaron sus domicilios y se asentaron a 18 kilómetros de la carretera Zamora-Carbajales, en una tienda de campaña. Sus padres denunciaron la desaparición en la Comisaría de Policía, mientras algunos amigos se encargaban de proporcionar avituallamiento a los aventureros, aunque sin aproximarse demasiado a la improvisada vivienda de los tres menores fugados de sus casas en el pasado mes de julio, dos chicos y una chica

Categorías

Solicite presupuesto

Captcha